El
7 de Junio de 1880 en Arica se gesto una de las paginas
mas dignas de la historia peruana. Luego de conocida la
derrota en el Alto de la Alianza y de la captura de
Tacna (26 de Mayo de 1880), quedaban solo dos
posibilidades para los soldados peruanos en Arica:
retirarse hacia el este (abandonar el puerto mas
estrategico del sur y dejar definitivamente el sur a
Chile) o bien quedarse a pelear hasta el final. Los
soldados peruanos, con el coronel Francisco Bolognesi a
la cabeza, optaron por quedarse y ante el pedido de
rendicion del enemigo decidieron luchar "hasta
quemar el ultimo cartucho".
LA
RESPUESTA QUE MARCO NUESTRA HISTORIA
BATALLA
DE ARICA: 7 JUNIO DE 1880
FUERZAS:
Chile:
5,300 hombres, caballeria y apoyo naval del Cochrane, la
Covadonga, el Loa y el Magallanes
Peru:
1,600 hombres sitiados, sin caballeria, con apoyo naval
del monitor Manco Capac y de la lancha torpedera Alianza.
Al comenzar la guerra, el puerto de Arica
tenia una poblacion de mas o menos de 3,000 habitantes.
Alli estuvo durante algun tiempo el Presidente Prado por
cuyas ordenes se comenzo a llevar a cabo la defensa de
la plaza, pero el ejercito, sus unidades mas numerosas y
el Estado Mayor, se dirigieron a Tacna y evacuaron Arica
de cuyo comando se hizo cargo el Coronel Francisco Bolognesi.
Las fortificaciones de Arica no habian sido completadas
y la guarnicion estaba compuesta por 1,600 hombres, en
su mayoria civiles armados que provenian de Tacna y
Tarapaca. Su armamento era heterogeneo. En el puerto se
encontraba anclado el monitor Manco Capac, que actuaria como bateria flotante. El
Morro de Arica es un cerro que se eleva hasta 150
metros sobre el nivel del mar.
Bolognesi, al tomar posesion de la jefatura de la plaza
de Arica, demostro una actividad y un entusiasmo
extraordinario, con los que asombro a quienes, por sus
encanecidos cabellos veian en el solo a un anciano.
Trato de dar organizacion de la defensa peruana, sin
desanimarse por la escazes del tiempo y la falta
absoluta de materiales. Formo partidas de caballeria
para vigilancia y mejoro el alimento de la tropa.
En relacion a la defensa, Bolognesi dirigio
la colocacion de las minas, se pusieron parapetos -
algunos del espesor de un saco lleno - y se trasladaron
unos pocos cañones al Morro. Asi, fragiles
trincheras de arena surgieron en todos los lados en que
el Morro era accesible. Sin embargo, poco se pudo hacer
por la falta de obreros, herramientas, tiempo y dinero.
DESPUES
DE LA BATALLA DE TACNA
Infanteria chilena
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Tarapaca y Tacna habia caido en manos
chilenas, Arica estaba cercada por el sur y por el norte.
Al oeste, poderosas naves en la bahia hacian imposible
cualquier intento de escapatoria. Se podia abandonar el
territorio marchando rumbo al este, internandose en la
sierra, para, rodeando las fuerzas chilenas, alcanzar
Arequipa o eventualmente Lima. Habia tambien otra opcion:
quedarse en Arica, donde sin duda moririan.
Bolognesi confiaba aun que el ejercito aliado no hubiera
quedado destruido en Tacna y que acudirian a reforzar
Arica. El dia 26 de mayo habia dirigido un
telegrama a sus superiores, pidiendo ordenes y refuerzos
y agregando: "Aqui sucumbiremos todos antes de
entregar Arica". No obtuvo respuesta. Envio
mensajeros, pero estos no regresaron. Le escribio al
prefecto de Arequipa "estoy incomunicado".
El 1╟ de junio los regimientos chilenos
comenzaron el avance. El ingeniero Teodoro Elmore
utilizo las minas cuando el ejercito invasor atravesaba
un sitio en la orilla norte del rio Lluta. Algunos
cazadores chilenos salieron contusos, pero los demas
pasaron sin problemas. Elmore cayo prisionero y su compañero
Pedro Ureta fallecio. Las minas peruanas eran ineficaces
y no impedirian el paso del ejercito chileno.
Poco a poco, las tropas invasoras fueron acampando en
las inmediaciones de Arica. El general chileno Manuel Baquedano ordeno el bombardeo de la plaza, el fuego no pudo ser contestado porque
los cañones peruanos en el Morro no alcanzaban a
ese sitio.
La situacion era dramatica. Los chilenos habian tomado
Tacna, el General Montero se habia retirado, no
habia noticias del Coronel Leyva, fue capturado Ingeniero Elmore, el enemigo bombardeaba sin cesar, y no
habia la mas insignificante suma de dinero para atender
los urgentes gastos en las obras de defensa.
"Tengo
deberes sagrados que cumplir
y los cumpliré hasta quemar el último
cartucho"
LA PROPUESTA DE RENDICION Y LA RESPUESTA DE BOLOGNESI
Bolognesi despacho el 4 de junio una carta a sus
superiores, en la que dice desconocer el paradero de las
fuerzas peruanas y pide refuerzos. "tengo al frente
4,000 enemigos poco mas o menos a los cuales cerrarra el
paso a costa de la vida de todos los defensores de Arica
aunque el numero de de los invasores se duplique",
dice Bolognesi. "Todas las medidas de defensa estan
tomadas, espero ataque pasado mañana, resistire.
Haganos propios (envie refuerzos) cuantos sea posible.
Dios guarde a U.S. Francisco Bolognesi". A pesar
del pedido desesperado, las fuerzas peruanas, al mando
del Coronel Leiva estaban lejos, se habian retirado a
Arequipa.
El 5 de junio a las 7 de la mañana, el
comando chileno envio como parlamentario, al mayor Juan de la Cruz Salvo, quien fue recibido por Bolognesi en su
casa, al pie del Morro, donde en la actualidad se
encuentra el Consulado peruano en Arica. El mayor le
expreso a Bolognesi que el jefe del ejercito de Chile
queria evitar un inutil derramamiento de sangre, puesto
que el grueso del ejercito peruano-boliviano habia ya
sido vencido en Tacna. De la Cruz Salvo le dijo que tenМa el encargo de pedir la rendicion de la
plaza, "cuyos recursos en hombres, viveres y
municiones conocemos".
"Tengo deberes sagrados y los cumplire
hasta quemar el ultimo cartucho",
dijo Bolognesi al parlamentario chileno, sin embargo, le
advirtio que esta respuesta era personal y que debia
consultar con los otros oficiales.
La consulta se dio. Uno por uno contestaron por orden de
graduacion. Ni una voz discrepante se alzo. Los
defensores de Arica dijeron: "Cuando menos sea nuestra fuerza, mas animoso debe ser nuestro
corazon".
EL
BOMBARDEO DEL 6 DE JUNIO
La artilleria chilena terrestre y naval llevo a cabo un
segundo bombardeo el 6 de junio buscando la
capitulacion peruana. "Abrigamos la esperanza de
que con esas tentativas los peruanos desistiran del
proposito de seguir combatiendo, inutilmente, sin
propabilidades de triunfo". El ataque por mar
duro tres horas y el de tierra cinco. Se intercambiaron
343 tiros, 272 chilenos y solo 71 peruanos. Dos naves
chilenas - el Cochrane y La Covadonga
- sufrieron 28 bajas y daños.
Luego de la batalla, en lo que llamaban "el repase"
los
soldados chilenos ultimaban a los heridos del ejército
vencido
EL ASALTO DEL 7 DE JUNIO
Al amanecer del 7 de junio de 1880 se inicio el
asalto chileno por la retaguardia, en el fuerte de la
Ciudadela. Empezo una feroz matanza de prisioneros, de
los 400 soldados peruanos, solo sobrevivieron diez.
La resistencia final tuvo lugar en el Morro mismo. Alla estaban Bolognesi, More, Alfonso Ugarte, Saenz Peña,
Armando Blondel, con los restos de los batallones
Tarapaca, Iquique, Artesano y Granaderos de Tacna. Eran
unos pocos hombres contra muchos asaltantes. Todo
concluyo a las 8 de la mañana.
El general chileno, Manuel Baquedano en su informe escribio: "Perdidos sus ultimos atrincheramientos,
los peruanos hicieron volar los fuertes del Norte. La
lucha habia sido porfiada y sangrienta hasta lo
increible. A las 9 a.m. la plaza era completamente
nuestra y la bandera de Chile se ostentaba en los
fuertes y en los edificios publicos (┘) el enemigo
perdio a sus mejores jefes".
Segun Saenz Peña,
"solo More y Bolognesi continuaron haciendo fuego
con sus revolveres" hasta que un soldado chileno le
disparo a Bolognesi y lo tendio muerto instantaneamente
de un balazo en el craneo.
El monitor Manco Capac fue hundido por su comandante Jose Sanchez Lagomarsino. La lancha
torpedera Alianza, al mando del teniente 1╟ Juan
Fernandez Davila, trato de escapar hacia el norte,
pero fue perseguida y cañoneada, sus tripulantes
la vararon y destruyeron cerca de Ilo.
Chile perdio 474 hombres, mientras que casi 1,000
peruanos perdieron la vida, el resto cayo prisionero,
muchos de estos fueron fusilados en la plazoleta de la
iglesia de Arica, en cuyo piso, durante muchos años,
permanecieron las huellas ensangrentadas. Hubo saqueo e
incendios, ataque a consulados y muchos otros desmanes.
Los excesos de la soldadesca -afirmase por los chilenos-
provinieron de la indignacion por la creencia de que
hubo empleo de las minas aun en lugres teoricamente
ajenos a ellas. La matanza de heridos y prisioneros se
generalizo. El Morro de Arica y la ciudad quedaron
empapados en sangre peruana.
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