El
chorrillano Jose Olaya Balandra colaboro con las fuerzas
patriotas a quienes entregaba informes secretos sobre
las acciones realistas. Fue capturado por los invasores
españoles, y murio sin revelar las actividades
patriotas.
Martir
de la Independencia
Don
Jose Silverio Olaya Balandra nacio en San Pedro de los
Chorrillos en 1782. Fue hijo del pescador Jose
Apolinario Olaya, y de la dama chorrillana Melchora
Balandra. Desde sus años jovenes ayudo a sus
padres en las faenas de la pesca artesanal.
Olaya
es hombre chorrillano de 41 años, perteneciente a
una familia sencilla, pero antigua y tradicional, de
costumbres cristianas y con profundo amor a su tierra.
En
1823,
la independencia del Peru aun no estaba consolidada, se
vivia un caos politico y el pais no contaba con fuerzas
armadas capaces de oponerse a los realistas españoles
que deseaban retormar el control de su antigua colonia.
El Ejercito Libertador habia sufrido reveses en las
Batallas de Torata y Moquegua y aun no llegaban las
tropas al mando de Simon Bolivar.
El
ejercito realista aprovecho la oportunidad y recupero el
control de la ciudad de Lima, haciendo su ingreso en la
capital el 19 de Junio de 1823. El gobierno
peruano independentista junto con el Congreso, tuvo que
refugiarse en los castillos del Real Felipe en el Callao.
Jose
Olaya se presento a servir de mensajero entre las
fuerzas patriotas de la escuadra libertadora (que
bloqueaba la costa del Callao y de Lima), del Callao a
Chorrillos, que con frecuencia eran recorridos a nado.
Esta delicada mision fue cumplida por Olaya, por algun
tiempo, llevando y entregando mensajes de vital
importancia, referentes al estado de las fuerzas
ocupantes y los pertrechos que disponian.
"Si tuviera mil vidas, gustoso las perderia
antes de denunciar
a los patriotas o traicionar a mi patria" (Jose
Olaya).
El
27 de junio de 1823, a las cinco de la tarde, el
Gobernador español en Lima, Don Ramon Rodil hizo
aprehender a Olaya, en la calle de la Acequia Alta.
Olaya al verse perseguido consiguio arrojar un
importante paquete de correspondencia secreta, a la
acequia de la calle San Marcelo, sin que sus
perseguidores se percataran de ello.
Cuando
lo registraron solo hallaron una caja de dulces con
algunas cartas sin direccion, sin nombres, ni firmas, y
alguna de ellas cifradas. Maniatado, Olaya es conducido
a Palacio donde es torturado, se niega a revelar el
nombre de la persona a quien entrega la comunicacion, se
le aplican 200 palos de castigo, le sacan las uñas
de las manos, se le colgo de los pulgares y se le
martirizo con las llaves de un fusil. Todo fue en vano,
pues no confeso una sola palabra; un impenetrable
silencio era su respuesta.
En
la mañana del 28 de Junio de 1823, llevaron a su
presencia a la señora Antonia Zumaeta de Riquero,
tia de Doña Juana de Dios Manrique -la cual era
su contacto-, y al preguntarsele a Olaya si doña
Antonia era la persona a quien habia entregado la
correspondencia, el patriota contesto que no la conocia.
Como
uno de los ultimos tormentos, y tal vez el mas cruel y
doloroso, llevan a la madre de Olaya, Doña
Melchora Balandra para presionar alguna confesion. Solo
un heroe de la talla de Olaya es capaz de no doblegarse
ante este nuevo intento realista; Olaya pide a su
progenitora que entierren su cadaver cristianamente; y
recibiendo la ultima caricia maternal y la ultima
bendicion, se despide de su madre.
Se
le sentencia a muerte por fusilamiento y se lo comunican,
ante lo cual responde:. "si tuviera mil vidas,
gustoso las perderia antes de denunciar a los patriotas
o traicionar a mi patria".
El
29 de junio de 1823, dia de San Pedro, patron de
Chorrillos, a las 11 de la mañana, Jose Olaya fue
conducido a la Plaza de Armas para ser ejecutado.
La
pena se cumplio a las once de la mañana del 29 de
Junio de 1823 en el denominado Callejon de Petateros,
hoy pasaje Olaya, ubicado al costado de la Plaza de
Armas de Lima.
Olaya
es la persona que encama el patriotismo y la esperanza
en ese año contradictorio, pesimista, de 1823. Al
lado de la crisis politica, frente al quebranto en las
batallas de Torata y Moquegua, en enero de 1823, cerca
del "Motin de Balconcillo" y de la anarquia
naciente, el pescador chorrillano muestra la invariable
decision de servir a la Independencia.
No
solo debe considerarsele como un simbolo del heroismo
patriotico de los humildes sino, tambien la silenciosa
inmolacion por la promesa de una Patria.
Los
españoles permanecieron en Lima del 13 de junio
al 16 de julio de 1823. Al evacuar la capital aumentaron
su equipaje con un cuantioso botin. Extrajeron la plata
labrada de la Catedral, de Santo Domingo y de otras
iglesias; se llevaron las maquinas y utiles de la Casa
de Moneda, quemando lo que no podian conducir; saquearon
la Biblioteca Nacional; emplearon como leña para
sus ranchos las puertas y ventanas de una casa rural del
presidente Tagle; arrancaron al afligido vecindario
grandes cantidades de dinero, paños, brin y otros
articulos, con amenazas de incendio y saqueo y
cometieron no pocas tropelias mas.